viernes, 25 de mayo de 2012

CAPÍTULO 19.



Juicio del Mar Rojo

19 1Pero a los impíos los acosó hasta el fin una ira despiadada,
porque Dios ya sabía lo que iban a hacer:
2que los dejarían marchar y los urgirían para que se fueran,
pero luego, cambiando de parecer, los perseguirían.
3En efecto, antes de terminar los funerales,
llorando junto a las tumbas de los muertos,
tramaron otro plan insensato,
y a los que habían expulsado con súplicas,
los perseguían como fugitivos.
4Hasta este extremo los arrastró su merecido sino
y los hizo olvidarse del pasado,
para que remataran con sus torturas el castigo pendiente,
5y, mientras tu pueblo realizaba un viaje sorprendente,
toparan ellos con una muerte insólita.
6Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes,
cambió radicalmente de naturaleza
para guardar incólumes a tus hijos.
7Se vio la nube dando sombra al campamento,
la tierra firme emergiendo donde había antes agua,
el Mar Rojo convertido en camino practicable
y el violento oleaje hecho una vega verde;
8por allí pasaron, en formación compacta,
los que iban protegidos por tu mano,
presenciando prodigios asombrosos.
9Retozaban como potros y triscaban como corderos,
alabándote a ti, Señor, su libertador.
10Aún tenían en la memoria todo lo del destierro:
cómo la tierra, y no los animales, produjo mosquitos;
cómo, en vez de especies acuáticas, vomitó el río cantidad de ranas.
11Más tarde vieron también un nuevo modo de nacer los pájaros,
cuando, acuciados por el apetito, pidieron manjares de capricho;
12pues, para satisfacerles, salieron codornices del mar.

Esclavizaron a unos emigrantes

l3y a los pecadores les sobrevinieron los castigos
no sin el previo aviso de retumbantes truenos;
justamente sufrían por sus propios delitos,
por haber odiado cruelmente a los extranjeros.
14Sí, hubo quien negó hospitalidad a unos visitantes desconocidos;
pero éstos esclavizaron a unos emigrantes
que les hacían buenos oficios.
15Más aún: qué castigo no les tocará a aquéllos
por haber recibido hostilmente a los extranjeros;
16pero éstos, después de agasajarlos a su llegada,
cuando tenían ya los mismos derechos,
los maltrataron con trabajos inhumanos.
17Y también los hirió la ceguera,
como a los que, a la puerta del justo,
envueltos en una densa oscuridad,
tanteaban la entrada de su puerta.

Metamorfosis de la creación

18Los elementos de la naturaleza se intercambiaban sus propiedades,
lo mismo que en un arpa las cuerdas cambian
el carácter de la música, siguiendo igual el tono,
como puede colegirse exactamente a la vista de lo que pasó;
19pues los seres terrestres se volvían acuáticos,
y los que nadan, se paseaban por la tierra;
20el fuego acrecentaba su propia virtud en el agua,
y el agua olvidaba su condición de extintor;
21las llamas, por el contrario, no abrasaban
las carnes de los endebles animales que por allí merodeaban
ni derretían aquella especie de manjar divino, cristalino y soluble.
22Porque en todo, Señor, enalteciste y glorificaste a tu pueblo,
y nunca y en ningún lugar dejaste de mirar por él y socorrerlo.

19,1-4 Breve análisis de la contumacia. Del punto de vista humano tiene el carácter de
un olvido culpable: del pecado anterior y del castigo consiguiente. Como ese castigo era
menor de lo merecido, al faltar la conversión, queda algo pendiente, y al repetirse el proceso, el reo precipita dialécticamente el castigo final. Del punto de vista divino se puede hablar de una previsión del desenlace con sus pasos: la ira de Dios resulta despiadada, porque el hombre se resiste a la piedad.

19,5 "Sorprendente": como en 5,2. Lo "insólito" de esa muerte es precisamente significativo.

19,6-12 La metamorfosis de la creación domina este capítulo y el final del libro. ¿Por qué? Hemos visto cómo los juicios históricos eran anticipo y garantía del juicio final expuesto en la primera parte del libro. Pero en los capítulos 1-5 interesaba sobre todo el juicio de salvación del justo, más allá de su muerte. ¿Se anticipa y se garantiza también este desenlace en los juicios históricos? ¿Se justifica el salto cualitativo a una salvación escatológica?
Responde este capítulo, porque ilumina toda esta parte: a lo largo de las salvaciones históricas el autor ha ido sembrando una serie de afirmaciones o alusiones que desbordan el alcance restringido a esta vida: el perdón del "Señor amigo de la vida" (11,23-26), "tu soplo incorruptible" (22,1); el perdón ofrecido a todos (12,16.19), la victoria sobre las serpientes (16,7.10), unida a la victoria sobre el profundo olvido (16,11); el poder de Dios sobre vida y muerte (16,13), la palabra de Dios que sustenta (16,26), la llamada de Dios (18,8 comparado con 4,10); la eficacia de la expiación litúrgica (18,21-25).

El último capítulo dilata su horizonte en una lectura escatológica del éxodo, a imagen de la primera creación, con datos cosmológicos. Ya Isaías II había insistido en el carácter de creación que tendrá el segundo éxodo, por el cual su canto era potencialmente escatológico. En efecto, si ponemos bajo este capítulo la falsilla de la creación según Gn 1 (con algunos paralelos dispersos), aparece la coherencia y el sentido unitario de este final. Antes de hacerlo, una pregunta: ¿por qué datos cosmológicos? El enunciado de 16,24 nos da la clave: "La creación, sirviéndote a ti su hacedor, se tensa para castigar a los malvados y se distiende para beneficiar a los que confían en ti". La primera parte se cumple al final del cap. 5, la segunda parte se 
cumple en el cap. 19. El hombre, por su condición terrena, está ligado a las leyes cósmicas (9,14-16), y sólo con la sabiduría logra superarlas; pero la sabiduría creadora (caps. 7-8) puede trasmutar esas leyes y así llevar al hombre a la inmortalidad (6,19-20).

Presento en esquema las correspondencias de Gn y Sab:
1. Caos-ti niebla-aliento de Dios (Gn 1,2) / la nube (Sab 19,7a).
2. Tierra saliendo del agua (1,9-10) / Mar Rojo (19,7b)
3. Hierba de la tierra (1,11) / "vega verde" (19,7d)
4. Animales de cielo agua y tierra (1,20 / (19,10-12).
5. Luz y tinieblas (1,3-5.15-18) / ceguera (19,17 dudoso).
-Los elementos (tema griego): tierra, agua, fuego (19,19-21).
6. Alimento de la tierra (1,29) / alimento del cielo (19,21 c).
El esquema nos hace ver la síntesis de lo bíblico con lo griego (que está en todo el libro).

19,6 "A tus órdenes": 16,24.25 y 5,17; lo mismo los gobernantes (6,4). "Tus hijos": véase el comentario a 18,13 con las referencias a los caps. 2 y 5.

19,7a Compárese con Eclo 24,3.

19,7d Novedad: la hierba brota en el puesto del agua.

19,9 La comparación con los caballos puede aludir irónicamente a la caballería del Faraón ahogada en el mar.

19,10-11 "Produjo" es el verbo griego de Gn 1,20.24.

19,13 "Los castigos": véanse 12,20 y 18,8. Entra un nuevo tema, el pecado contra la hospitalidad. El delito conserva actualidad en tiempo del autor. Porque los judíos de la diáspora viven en condición de minoría dentro de otras naciones. El delito contra la hospitalidad tiene un antecedente fatídico en Sodoma y Gomorra, el castigo fue el fuego destructor (Gn 19). Pero el autor selecciona el contraste luz / ceguera, de valor permanente.
El hombre así cegado busca refugio en la mezquindad de su propia casa, cada uno en la suya, y no da con la puerta; porque ha cerrado la puerta al extranjero o ha intentado forzarle la suya
19,18 Entramos en tradición griega: los elementos, el instrumento musical y su correspondencia (tradición pitagórica, presente en Platón y en los seguidores). No es seguro que el autor emplee los términos con rigor técnico, como experto en música.
La música, por analogía, hace comprender un misterio de la acción divina: como instrumentista y compositor, Dios sabe establecer leyes y cambiarlas sin destruir la armonía. En vez de música de las esferas, armonía del cosmos y armonía de la historia como variaciones de un tema de salvación. Bien mirado, bien escuchado, el éxodo se nos convierte en un poema sinfónico que hace presentir una nueva creación, para una salvación definitiva.

19,19 Ex 8,2s; 14,16.22.

19,20 Sab 16,15-29.

19,21 El "manjar divino" es la "ambrosía", el alimento de los dioses en la tradición griega. Para el autor es el maná. En clave escatológica, manjar de vida inmortal. El que no alcanzaron los progenitores en el paraíso. Es el último acorde del libro: ¿podemos decir que este acorde da la tónica al libro?

19,22 La segunda persona convierte el colofón en himno. Is 45,17.25; Mt 28,20. 

CAPÍTULO 18,5-25.



Juicio de los primogénitos

18 5cuando decidieron matar a los niños de los santos
-y se salvó uno sólo, expósito-,
en castigo les arrebataste sus hijos en masa,
y los eliminaste a todos juntos en las aguas formidables.
6Aquella noche se les anunció de antemano a nuestros padres
para que tuvieran ánimo, al conocer con certeza
la promesa de que se fiaban.
7Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes
y la perdición de los enemigos,
8pues con una misma acción castigabas a los adversarios
y nos honrabas llamándonos a ti.
9Los piadosos herederos de las bendiciones
ofrecían sacrificios a escondidas
y, de común acuerdo, se imponían esta ley sagrada:
que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes,
y empezaron a entonar los himnos tradicionales.
10Hacían eco los gritos destemplados de los enemigos,
y cundía el clamor quejumbroso del duelo por sus hijos;
11 idéntico castigo sufrían el esclavo y el amo,
el plebeyo y el rey padecían lo mismo;
12todos sin distinción tenían muertos innumerables,
víctimas de la misma muerte;
los vivos no daban abasto para enterrarlos,
porque en un momento pereció lo mejor de su raza.
13Aunque la magia los había hecho desconfiar de todo,
cuando el exterminio de los primogénitos,
confesaron que el pueblo aquel era hijo de Dios.
14Un silencio sereno lo envolvía todo,
y al mediar la noche su carrera,
15tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable,
desde el trono real de los cielos al país condenado;
16llevaba la espada afilada de tu orden terminante;
se detuvo y lo llenó todo de muerte;
pisaba la tierra y tocaba el cielo.
17Entonces, de repente, los sobresaltaron terribles pesadillas,
los asaltaron temores imprevistos;
18tirados, medio muertos, cada uno por su lado,
manifestaban la causa de su muerte;
19pues sus sueños turbulentos los habían prevenido,
para que no perecieran sin conocer el motivo de su desgracia.

Expiación.

20También a los justos les alcanzó la prueba de la muerte
y en el desierto tuvo lugar una gran matanza,
pero no duró mucho la ira;
21porque un varón intachable se lanzó en su defensa,
manejando las armas de su ministerio:
la oración y el incienso expiatorio;
hizo frente a la cólera y puso fin a la catástrofe,
demostrando ser ministro tuyo;
22venció la indignación no a fuerza de músculos
ni esgrimiendo las armas, sino que rindió al verdugo con la palabra,
recordándole los pactos y promesas hechos a los padres.
23Cuando ya se hacinaban los cadáveres, unos encima de otros,
se plantó en medio y atajó el golpe,
cortándole el paso hacia los que aún vivían.
24Pues en su ropa talar estaba el mundo entero,
y los nombres ilustres de los patriarcas
en la cuádruple hilera de piedras talladas,
y tu majestad en la diadema de su cabeza.
25Ante esto, el exterminador retrocedió atemorizado;
una sola prueba de tu ira bastaba.

18,5 Este verso es como una introducción a las dos últimas confrontaciones. Las dos se refieren a la muerte de los egipcios, en proceso. Primero los primogénitos en una noche, después los ejércitos en las aguas. Es pena de muerte por delito de asesinato. El tema se desarrolla por las siguientes oposiciones: noche de esperanza-noche de matanza, matanza de israelitas limitada-muerte total de egipcios. El tema da lugar a desarrollos laterales que aportan algo nuevo a las confrontaciones precedentes: descuellan el tema litúrgico, pascua y expiación, la gran confesión de los egipcios, la metamorfosis de los elementos, el pecado contra la hospitalidad. "Expósito": véase 11,14.

18,6 "Aquella noche" es fórmula consagrada en el recuerdo israelítico (hallayla hazze). Es una noche definida, por la liturgia con su compromiso, por la acción de la palabra vengadora. Es una noche que inaugura futuro, que lo adelanta en el festejo y en los himnos.

18,7-8 Es el paso ambivalente, castigo y protección, ya registrado en Ex 12,12-13.

18,9 El homenaje a Dios y el vínculo con la comunidad van unidos. "Solidarios": la frase podría tener valor de amonestación a los judíos infieles coetáneos del autor.

18,10 Ex 11 ,5s; 12,29s.

18,13 La magia es la fuerza que se opone a la fe, que los hace incrédulos, que los sostiene de castigo en castigo hasta la catástrofe. Esta confesión es un punto culminante de esta parte, simétrica de la confesión de 5,5 en reconocer que el justo / los israelitas es / son hijos de Dios. Y es la última confesión antes de morir en contumacia.

18,14-19 Personificación simbólica y reacciones psicológicas ante lo misterioso.

18,14-16 Véanse los apuntes rápidos de 11,20 y 12,9 . Aquí la palabra asume una figura impresionante, remotamente inspirada en el Dios guerrero de Hab 3, como traducción poética del "exterminador" de Ex 12,23 (cfr. Ex 11,4-5). También recuerda la figura del ángel de la peste según 1 Cr 21,6.

18,15 En contraste con 9,4.10 Y 7,23,

18,16 Compárese con la espada de 5,18; Is 34,5-6.

18,17-19 Eco del capítulo de las tinieblas. El reo ha de conocer la causa de su sentencia, y el sueño es uno de los mensajeros divinos.

18,17 Ex 12,31-33.

18,20-25 El episodio se lee en Nm 17. Es una liturgia sin sacrificios, el incienso vale como ofrenda, la plegaria de intercesión es lo principal, los ornamentos sacerdotales simbolizan la mediación.

18,20 La muerte es ahora una "prueba": véanse 2,17; 3,5. Limitada en el tiempo, como en 16,5. También es castigo, como indica el v. 23.

18,21 "Intachable" es el predicado de Moisés y del pueblo en 10,5.15. "Ministro" se lee también en 10,9.16. Aarón pertenece a la serie de israelitas ilustres como representante del sacerdocio.

18,22 "Recordando": es el argumento clásico en las intercesiones de Moisés (Ex 32; Nm 14) y en las súplicas de Israel.

18,23 "Se hacinaban": en contraste con el v. 12, de los egipcios.

18,24 Símbolos de mediación entre Dios, Israel y el universo. Abajo y alrededor la figura del cosmos, traído al acto litúrgico en imagen (cfr. Sal 148 y Dn 3). En el pecho los nombres de las doce tribus, en formación ante el Señor; como vienen personalmente en peregrinación (Sal 122,4). En la cabeza el nombre del Señor, el Santo a quien se consagra el pueblo. Véanse Ex 28,17-21.36.

18,25 El verso tiene carácter conclusivo: con los israelitas Dios no está perpetuamente airado. Ex 12,23; 1 Cr 21, 15s. 

CAPÍTULO 17,1-18,4.



17 1Tus juicios son grandiosos e inexplicables
por eso las almas indóciles se extraviaron.
2Pensaban los malvados que controlaban a la nación santa,
mientras yacían ellos prisioneros de las tinieblas,
en el calabozo de una larga noche, recluidos bajo sus techos,
prófugos de la eterna providencia.
3Creían pasar inadvertidos,
con sus pecados encubiertos bajo el tupido velo del olvido,
pero estaban desperdigados en el colmo del aturdimiento,
sobresaltados por alucinaciones.
4Pues ni el rincón que los retenía los salvaguardaba del miedo,
retumbaban a su alrededor ruidos aterradores
y se les aparecían tétricos fantasmas de lúgubres rostros.
5No había fuego bastante para iluminarlos,
ni las lumbreras fulgurantes de los astros
lograban iluminar aquella noche siniestra.
6Para ellos lucía solamente una fogata espeluznante
que ardía por sí sola,
y despavoridos por aquella aparición que no veían,
les parecía más macabra la visión.
7Los trucos de la magia habían fracasado
y su alarde de prudencia sufría un descalabro vergonzoso,
8pues los que se comprometían
a expulsar del alma enferma terrores y sobresaltos
padecían ellos mismos un pánico grotesco.
9 Aunque nada inquietante les metiera miedo,
amedrentados por el paso de alimañas y el silbido de reptiles,
10sucumbían temblando, negándose a mirar el aire inevitable.
11 Pues la maldad de por sí es cobarde y se condena a sí misma;
apurada por la conciencia, se imagina siempre lo peor,
12porque el miedo no es otra cosa 
que el desamparo de los auxilios de la reflexión;
13cuanto menos esperanza tiene uno,
más grave se le hace la causa de la tortura.
14Durante aquella noche realmente impotente,
salida de los rincones del impotente abismo,
mientras dormían el mismo sueño,
 15o los perseguían monstruosos espectros,
o al darse por vencidos quedaban paralizados,
pues los invadió un miedo repetino e inesperado.
16Así, todo el que allí caía, quienquiera que fuese,
quedaba encarcelado, recluido en la mazmorra sin barrotes;
17fuese labrador o pastor u obrero que se afana en solitario,
sufría, sorprendido, el sino ineludible;
18porque a todos amarraba la misma cadena de tinieblas.
El silbido del viento,
el canto melodioso de las aves en la espesura de las ramas,
la cadencia del agua fluyendo impetuosa,
19el golpe seco de las rocas al precipitarse,
la invisible carrera de los animales retozando,
el rugido de las bestias más feroces,
el eco retumbante en las cavernas de los montes
los agarrotaba de miedo.
20El mundo entero, iluminado por una luz radiante,
se entregaba sin trabas a sus tareas;
21sobre ellos solos se cernía una noche agobiante,
imagen de las tinieblas que iban a acogerlos.
Para sí mismos eran más agobiantes que las tinieblas.
18 1Pero tus santos tenían una luz magnífica;
los otros, que oían sus voces sin ver su figura,
los felicitaban por no haber padecido como ellos;
2les daban las gracias porque no se desquitaban
de los malos tratos recibidos
y les pedían por favor que se marcharan.
3Entonces les proporcionaste una columna de fuego
que los guiara en el viaje desconocido
y un sol inofensivo, para sus andanzas gloriosas.
4Los otros merecían quedarse sin luz,
prisioneros de las tinieblas,
por haber tenido recluidos a tus hijos
que iban a transmitir al mundo la luz incorruptible de tu Ley.

17 + 18,1-4 Este es el capítulo de mayor lucimiento del autor. Sobre la novena plaga, tinieblas, el Éxodo le ofrecía bien poco: Ex 10,22-23. Esa concisión deja más espacio a la fantasía creadora de nuestro autor, que en el presente capítulo hace alarde de todos los recursos de su estilo alejandrino.

Un vocabulario rico y escogido, variedad de sinónimos para el miedo, la cárcel, la oscuridad. Siendo el hebreo una lengua tan pobre en adjetivos, el autor explota la vieja tradición griega del epíteto, con indudables aciertos; la conversión en sustantivo de una cualidad (3.5.15.18); contrastes, la paradoja de una "aparición invisible".

En esos ejemplos y en otros se aprecia ya el salto metafórico, la conjunción de lo físico con lo espiritual, el punto de vista psicológico (6.18.21). El análisis de reacciones psicológicas o su descripción cobran particular relieve, como si la oscuridad lo invitase a penetrar en el interior de sus personajes.

El hipérbaton le sirve al autor para colocar cuidadosamente palabras importantes, para separar o juntar palabras creando relieve (4c.18c). Añádanse las onomatopeyas, aliteraciones y otros efectos sonoros, las repeticiones, las binas simétricas o quiásticas. En resumen: este capítulo podría servir de texto para un estudio del estilo alejandrino. Pero ese alarde, que llega a cansar al lector moderno, no es formalismo. El autor pretende analizar y hacer comprender el sentido de las tinieblas en diversos niveles significativos, hasta el simbolismo más profundo. La noche es una cárcel que iguala redoblando la soledad (2.16-18); es fuente de miedos y terrores (4.9.15); por ese miedo la noche se puebla de ruidos (4.9.18-19) y visiones (4,6.15); la noche es la impunidad (3), es un sueño común (14), es símbolo de la muerte (14.21) que se adelanta en el desamparo total e intolerable (21).

Toda la exposición es de un dramatismo intenso. El drama de la situación vivida con interioridad, con saltos al pasado que alumbra el fracaso presente, en lucha desigual con enemigos inventados, enviando al enemigo refuerzos con que se traicionan a sí mismos, y el drama terminará en tragedia: encarcelados que saldrán para la ejecución, con vida suficiente para pregustar el tormento final. Éste es el único capítulo del libro en que no suena el nombre de Dios o del Señor.

17,1 Los juicios históricos de Dios, ya aludidos en 12,25.26; 16,18, véase también Is 26,9.

17,2 Las tinieblas como cárcel: Is 42,7.

17,3 Véase Eclo 16,17-23 Y paralelos. La cárcel de las tinieblas los reúne sin unirlos, sin que se ayuden mutuamente.

17,7 Según Ex 7-8 (en las primeras plagas) y 9,11 (sexta plaga). Una sabiduría que consiste en artes mágicas es falsa, mal fundada y queda desenmascarada con el fracaso.

17,9 Precisamente los animales de 11, 15.16.

17,11 Una condena que no produce conversión, una lucidez que redobla la tortura.

17,12 La definición puede estar inspirada en modelos griegos. Reflexión sobre causas y remedios del mal.

17,14 Según 1,14. El hombre le da poder renunciando a su razón, encerrado en su culpa. Un "sueño" vigilante e inactivo. Jr 51, 39.57; Job 3,13.

17,16 Ex 10,21-23.

17,17 "En solitario" o "en descampado".

17,20 La luz universal demuestra lo extraordinario de las tinieblas punitivas. Luego vendrá la luz milagrosa de los israelitas. Ex 10,21-23.

18, 1 Único sonido grato y tranquilizador, única voz humana entre los ruidos de animales y seres inanimados.

18,3 El "sol inofensivo" como compensación: compárese con Sal 121,6 y recuérdense las historias de insolaciones (2 Re 5,18 y Jdt 8,3).

18,4 Como hijos de Dios, los israelitas tienen una misión en el mundo a favor de la justicia: irradiar la luz de la ley de Dios (cfr. 5,6; Is 2,2-5; Sal 19,9). Los antiguos egipcios pecaron contra la luz y se quedaron a oscuras; los contemporáneos pueden repetir el delito y el error. Esa luz es "incorruptible", como la "justicia es inmortal" (1,15). 

CAPÍTULO 16.



JUICIOS HISTÓRICOS
Codornices.

16 1Por eso recibieron el castigo merecido
torturados por una plaga de alimañas semejantes.
2Frente a ese castigo, a tu pueblo lo favoreciste,
y, para satisfacer su apetito,
les proporcionaste codornices, manjar desusado;
3así, mientras los otros, hambrientos, perdían el apetito natural,
asqueados por los bichos que les habías enviado,
éstos, después de pasar un poco de necesidad,
se repartían un manjar desusado.
4Pues era justo que a los opresores les sobreviniera
una necesidad sin salida,
y a éstos se les mostrara sólo cómo eran torturados sus enemigos.

Juicio de las serpientes

5Pues cuando les sobrevino la terrible furia de las fieras
y perecían mordidos por serpientes tortuosas,
tu ira no duró hasta el final;
6para que escarmentaran, se les asustó un poco,
pero tenían un emblema de salud
como recordatorio del mandato de tu ley;
7en efecto, el que se volvía hacia él sanaba
no en virtud de lo que veía, sino gracias a ti, Salvador de Todos.
8Así convenciste a nuestros enemigos
de que eres tú quien libra de todo mal;
9a ellos los mataron a picaduras alacranes y moscas,
sin que hubiera remedio para sus vidas,
porque tenían merecido este castigo;
10a tus hijos, en cambio, ni los dientes
de culebras venenosas los pudieron,
pues acudió a curarlos tu misericordia.
11Los aguijonazos les recordaban tus oráculos
-y enseguida sanaban-
para que no cayeran en profundo olvido
y se quedaran sin experimentar tu acción benéfica.
12Porque no los curó hierba ni emplasto,
sino tu palabra, Señor, que lo sana todo.
13Porque tú tienes poder sobre la vida y la muerte,
llevas a las puertas del infierno y haces regresar;
14el hombre, en cambio, aunque con su maldad dé muerte,
no devuelve el aliento exhalado ni libera el alma ya prisionera.

Juicio del fuego y el alimento

15Imposible escapar de tu mano;
16a los impíos que no querían conocerte
los azotaste con tu brazo vigoroso:
los perseguían lluvias insólitas
y pedriscos y tormentas implacables,
y el fuego los devoró;
17y lo más sorprendente:
en el agua, que todo lo apaga, ardía más el fuego,
pues el cosmos es paladín de los justos;
18unas veces se amansaba la llama,
para no quemar a los animales enviados contra los impíos,
para que, viéndolos, comprendieran
que el juicio de Dios los perseguía;
19pero otras veces, aun en medio del agua,
ardía con más fuerza que el fuego,
para destruir la cosecha de una tierra malvada.
20A tu pueblo, por el contrario,
lo alimentaste con manjar de ángeles,
proporcionándole gratuitamente, desde el cielo,
pan a punto, de mil sabores, a gusto de todos;
21este sustento tuyo demostraba a tus hijos tu dulzura,
pues servía al deseo de quien lo tomaba
y se convertía en lo que uno quería.
22Nieve y hielo aguantaban el fuego sin derretirse,
para que se supiera que el fuego
-ardiendo en medio de la granizada
y centelleando entre los chubascos-
aniquilaba los frutos de los enemigos;
23pero él mismo, en otra ocasión, se olvidó de su propia virtud,
para que los justos se alimentaran.
24Porque la creación, sirviéndote a ti, su hacedor,
se tensa para castigar a los malvados
y se distiende para beneficiar a los que confían en ti.
25Por eso también entonces, tomando todas las formas,
estaba al servicio de tu generosidad, que da alimento a todos,
a voluntad de los necesitados,
26para que aprendieran tus hijos queridos, Señor,
que no alimenta al hombre la variedad de frutos,
sino que es tu palabra quien mantiene a los que creen en ti.
27Pues lo que el fuego no devoró,
se derritió simplemente calentado por un fugaz rayo de sol,
28para que se supiera que es preciso
madrugar más que el sol para darte gracias,
y rezar al clarear el alba;
29pues la esperanza de los ingratos
se derretirá como escarcha invernal
y se escurrirá como agua sin provecho.

JUICIOS HISTÓRICOS

16,1 La mención del "castigo", empalma con 12,27 y da paso a la nueva exposición por
contraste; el "castigo" de 12,27 está en la serie de 11,5.8.16; 12,14.15, que se prolongará en
16,9; 18,11. "Alimañas": como en 11,16.

16,2-4 Ex 16,13; Nm 11,31-34; Sal 78,27; 105,40. En estas tradiciones se cuenta también, y con bastante relieve, el pecado de los israelitas; nuestro autor pasa por alto ese aspecto. Le interesa marcar el contraste con repeticiones de palabras y otros recursos. Sujetos son "tu pueblo / los opresores".

16,5-14 El episodio se lee en Nm 21.5-9. El autor reconoce aquí un pecado de los israelitas que provoca la "ira" de Dios y el castigo. No se fija en los que murieron, sino en los curados, porque le interesa el contraste: animales moderadamente dañinos hieren sin remedio a los egipcios, mientras que el animal más temido, la serpiente, no puede con los israelitas. Es una salvación completa, curación física y salud espiritual: los israelitas tienen que "volverse" o convertirse, tienen que vencer el olvido mortal con el recuerdo saludable de la ley. Castigo y curación llegan hasta el extremo de la vida y la muerte.

16,5 "Furia": véase 7,20. "Tortuosas": alude probablemente a Is 27,1, que habla de la serpiente escatológica vencida; el mismo adjetivo se aplica a los "razonamientos" en 1,3.

16,6-7 "Emblema": surge una dificultad. El autor sabe (2 Re 18,4) que la serpiente de bronce atribuida a Moisés recibió culto ilegítimo. Con ello se podía pensar que la imagen de bronce era un ídolo dotado de poderes curativos, y esto estaría en contradicción con lo expuesto en los capítulos. 13-15. Por eso aclara laboriosamente su función: es un simple emblema de una salud que concede Dios mismo y que incluye la enmienda en la observancia de la ley. Podemos recordar al propósito que la serpiente era el animal emblemático de Asclepios, dios de la salud.

16,6 "Escarmiento": véanse 11,10 Y 12,2. "Asustar': compárese con la turbación definitiva e irremediable de 5,2.

16,8 Persuasión a la fuerza, que no produce conversión auténtica; como en el caso del faraón.

16,9 El Éxodo no habla de semejantes picaduras mortales.

16,10 ''Tus hijos": como en 9,7; 12,19.21; 16,26; 18,4. La "misericordia" se opone a la "ira" del v. 5: cfr. Sal 30.

16,11 El olvido culpable, raíz de muchos pecados en Israel: Sal 78. A un oído griego el "olvido profundo", lethen le sugeriría el Leteo, río del infierno y del olvido total. Ex 19,7; Dt 9,10.

16,12 Véase Sal 107,20.

16,13 Véanse 2,1; Dt 32,39; 1 Sm 2,6; Tob 13,2. En el presente libro semejante poder abarca realmente la vida después de morir.

16,14 Si la muerte entró en el mundo por envidia del diablo (2,24), el hombre con su maldad se pone de parte del demonio, colmando la injusticia con el homicidio; en nombre de la religión (14,23; 12,56), por razón política (11,7; 18,5), por intereses personales (2,20).

16,15-29 El episodio se inspira en las narraciones de Ex 16 y Nm 11 combinadas con la séptima plaga de Ex 9; o sea, fuego y agua y alimento. Israelitas y egipcios están opuestos por medio de adjetivos y títulos. En el campo egipcio, el fuego vence al agua, porque no se deja apagar por ella, y consume los alimentos; en el campo israelita, el agua vence al fuego, porque no se deja derretir, y respeta el maná. El maná le sirve para un desarrollo fantástico. De ahí se remonta a una reflexión genérica sobre la doble función opuesta de las criaturas, regidas por su Señor.

16,15 Véase Tob 13,2;Sal 139,7.

16,16 Sobre esa negativa, Ex 5,2; sigue el tema de 12,17; 14,22. La séptima plaga fue una tormenta teofánica (Ex 9,17-33), con pedrisco que destruyó cosechas.

16,17 Para no salirse de Egipto, el autor no echa mano del recuerdo de Elías, según 1 Re 18. "El cosmos": 1,14; 5,17.20; 19,6.

16,19 La tierra participa de la maldad de sus habitantes, como en 12,3-7; Is 24,20.

16,20-23 Sobre el maná: Ex 16 y Nm 11. Casi todos los datos están tomados libremente de estos dos capítulos.

16,20 "Pan de ángeles": porque baja del cielo, véase Sal 78,25. "Desde el cielo": sin mediar la tierra y la lluvia, véanse Sal 78,24; 105,40. La noticia de los mil sabores no concuerda con Nm 11,8 Y 21,5.

16,21 Véanse Sal 34,9; 36,9; 1 Pe 2,3. Tenemos aquí una "personalización" de la experiencia; compárese con Sal 19,11.

16,22 Según Ex 16,14 se parecía a la escarcha (o a la nieve compacta); Nm 11,710 compara a una resina translúcida, que los LXX traducen "parecido al hielo".

16,24 Véase Eclo 39,26-30.

16,25 Véase Sal 136,25.

16,26 Variación sobre el famoso texto de Dt 8,3 (citado por Mt 4,4).

16,27 Ex 16,21.

16,28 Véanse Sal 5,4; 57,9; 88,14. 

CAPÍTULO 15.


Conocerte a ti es justicia perfecta

15 1Pero tú, Dios nuestro, eres bueno y fiel,
tienes mucha paciencia y gobiernas el universo con misericordia.
2Aunque pequemos, somos tuyos, acatamos tu poder;
pero no pecaremos, sabiendo que te pertenecemos.
3Conocerte a ti es justicia perfecta,
y acatar tu poder es la raíz de la inmortalidad.
4No nos extraviaron las malas artes inventadas por los hombres,
ni el trabajo estéril de los pintores
-figuras realizadas con manchas polícromas-;
5su contemplación apasiona a los necios,
que se entusiasman con la imagen sin aliento de un ídolo muerto.
6Están enamorados del mal y son dignos de tales esperanzas,
tanto los autores como los entusiastas y los adoradores.

Ídolos de barro

7Un alfarero se afana amasando y reblandeciendo la arcilla;
moldea cacharros para nuestro servicio,
pero con la misma arcilla modela por igual
vasijas destinadas a menesteres nobles o innobles;
el destino de cada una lo decide el barrero.
8Malogrando su trabajo modela con la misma arcilla un dios falso,
el que poco antes nació de la tierra,
para volver en breve allí de donde lo sacaron,
cuando le reclamen la vida prestada.
9pero le trae sin cuidado tener que agotarse
y que su vida sea efímera;
compite con orfebres y plateros,
plagia a los escultores en bronce y tiene a gala modelar réplicas.
10Su mente es ceniza; su esperanza, más mezquina que el barro,
y su vida vale menos que la arcilla;
11pues no reconoció a quien lo modeló a él,
le infundió un alma activa y le sopló aliento vital,
12sino que consideró la vida como un juego,
la existencia como una feria de negocios;
«hay que sacar partido -decía- de lo que sea, hasta del mal».
13Éste más que nadie sabe que peca:
el que fabrica con materia terrosa vasijas frágiles y estatuas.
14Pero los más necios. y más infelices que el alma de un párvulo.
son los enemigos que oprimieron a tu pueblo.
15pues tuvieron por dioses a todos los ídolos de los gentiles.
cuyos ojos no les sirven para ver, ni la nariz para respirar.
ni las orejas para oír, ni los dedos de las manos para tocar
y sus pies son torpes para andar.
16Porque los hizo el hombre, los modeló un ser de aliento prestado.
y ningún hombre puede modelar un dios a su semejanza;
17siendo mortal, sus manos pecadoras producen un cadáver;
vale más él que los objetos que adora.
pues él tiene vida,  los otros jamás.
18También dan culto a los animales más odiosos.
que comparados con los demás, son los más brutos;
19no tienen ninguna belleza que los haga atractivos
-cosa que sucede a la vista de otros animales-o
sino que se quedaron sin la aprobación de Dios y sin su bendición.

15,1b De repente una especie de salmo interrumpe la exposición. ¿Quién pronuncia este salmo? -Un coro del pueblo. ¿Qué función tiene en el libro? -El círculo de destinatarios se ensancha: no sólo reyes, sino cualquier hombre. ¿Quién puede denunciar una costumbre universal, de todos los pueblos conocidos? -Israel, el pueblo excepcional, ¿y con qué autoridad y actitud lo hace? –Con la autoridad de su experiencia, con la humildad de no haberlo merecido ni antes ni después. Frente a la idolatría, que corrompe la justicia y la vida, está el conocimiento del verdadero Dios, que garantiza la justicia y la vida; es posible conocer a ese Dios, porque él mismo se da a conocer.

Salomón alababa a la Sabiduría, Israel alaba directamente a Dios. La inmortalidad viene por la Sabiduría, según 8,13.17, por el reconocimiento de Dios en 15,3. Interrumpir con una plegaria el discurso sapiencial es costumbre bien establecida, p. ej. Eclo 36.

15,1 La serie de predicados se encuentra con variantes en textos litúrgicos; p. ej. Ex 34,6. Dentro de este libro, véanse 9,3; 11, 9.23; 12,15.22.

15,2 "Somos tuyos, te pertenecemos" unido a "Dios nuestro" hacen referencia a la elección y la alianza. Israel tiene una larga tradición de confesar sus pecados: Jr 4; Esd 9; Neh 9; Dn 3 y 9.

15,3 Este enunciado es casi una síntesis de todo el libro: véanse 2,13; 12,16; 1,15.

15,4 "Malas artes": véase 1,1. El verso resume 13,10-14,21.

15,5 Es conocida la estima de los griegos por la escultura, empleada frecuentemente con función religiosa. Nuestro autor sólo repara aquí en su función idolátrica y descarga su indignación concentrando adjetivos.

15,6 Estas falsas esperanzas hacen eco a las de los malvados: 3,11.18.

15,7-13 El último fabricante de ídolos. También en orden de valor, porque su material, el barro, vale menos; porque el autor no le atribuye habilidad, sino trabajo; porque fabrica copias, imitaciones de segunda mano; porque fomenta la idolatría con cinismo. El desarrollo teológico está montado sobre términos de alfarería. En esquema: a) del barro modela Dios una figura humana a la que infunde aliento de vida y actividad. b) El hombre es barro y aliento prestado, breve. Capaz de remontarse a Dios por el reconocimiento; haciendo de barro objetos útiles, lo somete, le da sentido. c) El barro es la materia del hombre, punto de partida y de retorno, es transformada al servicio del hombre. d) Pero el hombre se excede pretendiendo hacer dioses del barro, y cae, sometiéndose al falso dios de barro, se rebaja por debajo del barro.

15,7 Recoge tres palabras de 13,11; recuerda Jr 18. Puede ser irónico hacer al barrero juez, que decide asuntos gravísimos.

15,8 Véase Gn 3,19. "Vida prestada" es idea conocida de los filósofos griegos; véase también Sal 146,3s; Lc 12,20.

15,9 'Vida efímera": véanse 2,1.5; 5,9-12.

15,10 "Ceniza": cita de Is 44,20 (LXX). "Esperanza": véase 15,6 con sus paralelos.

15,11 Véase 7,1; 10,1 (referidos a Adán). "No reconoció": véase 13,1 y paralelos.

15,12 La vida como "juego" y como "feria" es imagen de los filósofos y poetas griegos. Juego puede significar también representación escénica. "Sacar partido": la misma raíz que 13,19 y 14,2.

15,13 La palabra griega demiourgon (el que fabrica) unida a hyle (materia) podría tener intención irónica, haciendo al barrero una especie de demiurgo barato. "Terrosa": la misma palabra griega que en 9,15.

15,14-19 Esta perícopa es la tercera sección sobre la idolatría; es conclusión, que por temas y palabras resume toda la sección; es enlace con el final del cap 12, que trataba de la zoolatría. Se compone de dos partes desiguales: nueva reflexión sobre los ídolos (15-Y zoolatría (18-19).

15,14 "Necios": 12.24 (enlace); 14.11; 15.5 (tercera vez en esta parte); por octava y última vez en el libro. "Párvulo": 12.24 (enlace); 10,21 (los infantes ilustrados por la sabiduría). "Enemigos": 12.22 (enlace), designación frecuente de los egipcios en la sección 11-12 y 16-19; se opone a "Tu pueblo". 12.19; designación común desde 9 en adelante.

15,15 De nuevo la injusticia, la opresión, va unida a la idolatría ''Tener por dioses": 12,24-27 (enlace); 13,2.3.10 (conclusión), "ídolos": última mención de la palabra, exclusiva de esta parte (14, 11.12.27.29.30).La enumeración está inspirada en Sal 115,5-7; y 135,16-17; Dt 4,28; 5,23. En el centro, las orejas, que no pueden escuchar las oraciones. En cambio, el Señor tiene las actividades equivalentes, por las cuales se utiliza el antropomorfismo de atribuirle ojos, oídos, boca, manos, dedos y pies.

15,16 "Hacer": tiene en el resto del libro a Dios creador o salvador por sujeto; en la sección de la idolatría tiene por sujeto al hombre que hace ídolos: 13,15; 14,8.15.17. "Modelar": exclusivo de esta sección, incluyendo dos compuestos: 15,7 y 8.9.11. "Semejanza": 13, 14; 14,19. Cediendo su imagen, el hombre no puede sacar dioses. "Prestado": 15,8.

15,17 "Mortal": 15,8-9 (según el sentido). "Cadáver": 13,10.18; 14,15; 15,5; es lo último que se dice de los ídolos, son cadáver para siempre. El adjetivo nekros se aplica en el libro al malvado (4,19), a los egipcios (18, 12.23; 19,3) Y a los ídolos. "Los objetos que adora": 14,20, 15,6, raíz exclusiva de la presente sección. "Jamás": compárese con 5,15, "los justos viven eternamente". "Vale más": cfr. 13,3-4.

15,18 El culto egipcio de animales vivos era bien conocido y con frecuencia condenado en la antigüedad grecolatina. "Brutos": hace eco a los sinónimos de 11,15-16 ; 12,25 (enlace).

15,19 "Atractivos": 15,5.6 (las estatuas). "Belleza": 13,3.5.7 (las criaturas); 14,19 (la estatua); 8,2 (la Sabiduría). "A la vista" (opsis) 13,7 (criaturas); 14,17 (estatua). "Bendición": 14,7 (el leño).
Según Gn 1,21 ss, todos los animales reciben de Dios la bendición; según Gn 3,14, la serpiente recibe una maldición, por haber engañado al hombre. El uso idolátrico puede sustraer algunos animales a la bendición divina; especialmente algunos animales "impuros", como los de Lv 11,41-45.