Envíala desde el
cielo.
9 1Dios de mis padres, Señor de misericordia,
que todo lo creaste
con tu palabra
2y formaste al
hombre sabiamente
para que dominara
todas tus criaturas,
3gobernara el mundo con justicia y santidad
y administrara justicia rectamente:
3gobernara el mundo con justicia y santidad
y administrara justicia rectamente:
4dame la sabiduría
entronizada junto a ti,
no me niegues un puesto entre los tuyos.
5Porque soy siervo tuyo, hijo de tu sierva,
no me niegues un puesto entre los tuyos.
5Porque soy siervo tuyo, hijo de tu sierva,
hombre débil y efímero,
incapaz de entender el derecho y la ley;
6por más cumplido que sea un hombre,
6por más cumplido que sea un hombre,
si le falta tu
sabiduría, no valdrá nada.
7Tú me has escogido
como rey de tu pueblo
y gobernante de tus hijos e hijas,
y gobernante de tus hijos e hijas,
8me encargaste construirte
un templo en tu monte santo
y un altar en la
ciudad de tu morada,
copia del santuario
que fundaste al principio.
9Contigo está la sabiduría, que conoce tus obras,
a tu lado estaba cuando hiciste el mundo;
9Contigo está la sabiduría, que conoce tus obras,
a tu lado estaba cuando hiciste el mundo;
ella sabe lo que a ti
te agrada, lo que responde a tus mandamientos.
10Envíala desde el
cielo sagrado, mándala desde tu trono glorioso,
para que esté a mi lado y trabaje conmigo,
para que esté a mi lado y trabaje conmigo,
enseñándome lo que
te agrada.
11 Ella, que todo lo
sabe y lo comprende,
me guiará prudentemente en mis empresas
y me custodiará con su prestigio;
me guiará prudentemente en mis empresas
y me custodiará con su prestigio;
12así aceptarás mis obras,
juzgaré a tu pueblo con justicia
y seré digno del trono de mi padre.
y seré digno del trono de mi padre.
13Pues ¿qué hombre conoce
el designio de Dios?
¿Quién comprende lo que Dios quiere?
¿Quién comprende lo que Dios quiere?
14Los pensamientos de
los mortales son mezquinos
y nuestros razonamientos son falibles;
y nuestros razonamientos son falibles;
15porque el cuerpo
mortal es lastre del alma
y la tienda terrestre
abruma la mente pensativa.
16Apenas adivinamos lo terrestre
16Apenas adivinamos lo terrestre
y con trabajo encontramos
lo que está a mano:
pues ¿quién rastreará las cosas del cielo?
pues ¿quién rastreará las cosas del cielo?
17¿Quién conocerá tu
designio, si tú no le das la sabiduría
enviando tu santo espíritu desde el cielo?
enviando tu santo espíritu desde el cielo?
18Sólo así fueron
rectos los caminos de los terrestres,
los hombres aprendieron
lo que te agrada y la sabiduría los salvó.
9 Para componer esta
plegaria, el autor toma como punto de partida la súplica de Salomón según 1 Re 3. Los elementos de base, motivo y petición, pasan a la petición
presente, desarrollados con grande libertad creativa.
La plegaria está en función
de la segunda parte del libro, y por eso también de la primera; es como una
conclusión, y ocupa un puesto central en todo el libro. Los tres puntos que
construyen la armadura son, como en el cap. 6, el reino, la justicia, la
sabiduría: quien reina debe practicar la justicia y para ello necesita la sabiduría.
a) El reino: Salomón
es rey por la gracia de Dios -no por sucesión automática- y es vasallo, especie
de virrey en el reino de Dios (como se inculcaba en 6,1-11).
b) La justicia se
manifiesta sobre todo en el ejercicio de juzgar (v. 11), para lo cual ha de
conocer el derecho y la ley (v. 5), que se identifican con el mandato (v. 9) y
la voluntad de Dios (v. 13).
c) Sabiduría: equivale
a la palabra creadora (2) y al espíritu santo (17). Es un ser divino, que
conoce y actúa con Dios y que asiste y dirige al hombre. En inclusión aparece la
sabiduría como creadora y salvadora del hombre (2.18).
Como en el capítulo
7, Salomón se remonta a su origen y a su común humanidad. Por su padre es
heredero del trono (12), por su madre es siervo de Dios y hombre como los demás.
El resultado es igual que en el capítulo 7: el discurso dirigido a los reyes vale
para todos los mortales. El autor se
complace en ensanchar la perspectiva humana exponiendo con vigoroso contraste la grandeza y la miseria del hombre.
complace en ensanchar la perspectiva humana exponiendo con vigoroso contraste la grandeza y la miseria del hombre.
a) Su destino es dominar
el universo -las criaturas de Dios- y ejercitar la justicia (2-3); b) pero el
hombre es incapaz de cumplir su destino, porque el cuerpo limita su capacidad de
conocer (13-16); e) sólo con la sabiduría podrá cumplir su glorioso destino
(6.17.18). A pari: a) Salomón tiene como destino gobernar al pueblo de
Dios (7) y construir en la tierra una imagen de la morada celeste (8); b) es incapaz de hacerlo por su limitación humana (5); e) sólo con la guía y ayuda
de la sabiduría podrá cumplir su destino.
El esqueleto lógico
es rico en enseñanza teológica. Pero el autor quiere escribir una plegaria
modelo. Salomón no va a enseñar sabiduría como otros sabios, sino a rezar para
conseguirla; su plegaria tiene que ser ejemplar.
9,1 El título divino
es típicamente israelita: por él Salomón entronca con los patriarcas. "Con
tu palabra": Gn 1; Sal 33; Eclo 42,15.
9,2 Según Gn 1,26-28; 9,2-7; Sal 8; Eclo 17,2-4.
9,3 "Justicia y
santidad": la bina se lee en Lc 1,75; Ef 4,24; Tit 1,8. La santidad, como en
6,10, puede referirse a lo "sancionado" por Dios. La justicia, por lo
que sigue, parece referirse a las relaciones humanas en el dominio del mundo.
9,4 "Entronizada":
véase 6,14. La expresión páredron es típicamente griega, se dice de divinidades
o virtudes divinizadas. Sen Sira pone a la sabiduría personificada en la asamblea
celeste (24,2). La expresión griega, paides es ambigua: puede significar
hijos como en 2,13, o siervos; a renglón seguido, siervo se dice doulos.
9,5 El hijo de la sierva
nace siervo, adquiere la libertad si es manumitido. La expresión humilde se lee
en Sal 86,16, 116,16. "Débil Y efímero": 7,1; 2,1. "Incapaz":
compárese con Prov 2,6.9.10.
9,6 "Cumplido":
de cualidades puramente humanas.
9,7 "Escogido":
2 Sm 7,12-13. "Hijos e hijas": véase Is 1,2; 43,6.
9,8 La construcción
del templo es la gran tarea de Salomón según 1 Re 7-8 y 2 Cr 3-5.
Dios crea el cielo
como morada suya y acepta que el hombre construya en la tierra una copia de esa
morada. El hombre recibe de Dios el modelo -según vieja tradición religiosa- y
el saber artesano para realizar la copia: Ex 25,40. En el contexto del
libro: piensan mal de Dios los que fabrican ídolos (caps. 13-15), el hombre
sólo puede fabricar una morada al único Dios, yeso asistido por su sabiduría.
9,9 "Conoce tus
obras": 8,4. "A tu lado estaba ... ": véase Prov 8,27-30.
9,10 ''Trabaje'':
véase 8,7.18.
9,11 "Sabe":
véase 8,8. "Guiar y custodiar" serán verbos importantes en la próxima
sección histórica.
9,12 "Mis obras":
eco del v. 9, ''tus obras", sobre todo si se refiere aquí al templo, lo
cual resulta probable comparando los tres miembros de este verso con los tres
miembros de los vv. 7 Y 8.
9,13 Véase 6,4, también
4,17.
9,14-15 Por su
condición inmaterial, la mente es capaz de pensar, de comprender; pero ligada
al elemento material del cuerpo, se encuentra limitada, no necesariamente pervertida.
La sabiduría está llamada a contrarrestar ese peso material, ese "lastre"
del alma, levantándola y manteniéndola en su propia esfera. Esta doctrina sobre el cuerpo es griega, de tradición platónica,
aunque la imagen de la tienda se lea en Is 38,12 Y algo análogo se lea en Job 4,19.
En terminología más moderna hablaríamos de vida instintiva, de fuerzas
irracionales que enturbian la mente, de impulsos oscuros del subconsciente no
aclarados o mal racionalizados, etc.
9,16 "Adivinamos":
8,8. "Lo terrestre": eso que la tierra es precisamente el reino del hombre
(Sal 115,16). "Rastrear": véase Is 40,28; Sal 145,3.
9,17 Tras seis
menciones de la sabiduría, el "santo espíritu" ocupa el séptimo puesto.
Para la identificación, véase 1,5.7; 7,22: podemos hablar de la sabiduría como
carisma.
9,18 Cortando la
consecución con un adverbio, el autor concluye con una síntesis de historia, con
la cual prepara el capítulo siguiente. La mirada al pasado se armoniza también
con el comienzo del capítulo, que es historia real, y con el primer título divino,
que evoca la historia patriarcal. La oración de Salomón termina con una nota
convincente, pues habla de hechos repetidos y ejemplares en que la sabiduría ha
triunfado sobre la debilidad del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario