viernes, 25 de mayo de 2012

CAPÍTULO 17,1-18,4.



17 1Tus juicios son grandiosos e inexplicables
por eso las almas indóciles se extraviaron.
2Pensaban los malvados que controlaban a la nación santa,
mientras yacían ellos prisioneros de las tinieblas,
en el calabozo de una larga noche, recluidos bajo sus techos,
prófugos de la eterna providencia.
3Creían pasar inadvertidos,
con sus pecados encubiertos bajo el tupido velo del olvido,
pero estaban desperdigados en el colmo del aturdimiento,
sobresaltados por alucinaciones.
4Pues ni el rincón que los retenía los salvaguardaba del miedo,
retumbaban a su alrededor ruidos aterradores
y se les aparecían tétricos fantasmas de lúgubres rostros.
5No había fuego bastante para iluminarlos,
ni las lumbreras fulgurantes de los astros
lograban iluminar aquella noche siniestra.
6Para ellos lucía solamente una fogata espeluznante
que ardía por sí sola,
y despavoridos por aquella aparición que no veían,
les parecía más macabra la visión.
7Los trucos de la magia habían fracasado
y su alarde de prudencia sufría un descalabro vergonzoso,
8pues los que se comprometían
a expulsar del alma enferma terrores y sobresaltos
padecían ellos mismos un pánico grotesco.
9 Aunque nada inquietante les metiera miedo,
amedrentados por el paso de alimañas y el silbido de reptiles,
10sucumbían temblando, negándose a mirar el aire inevitable.
11 Pues la maldad de por sí es cobarde y se condena a sí misma;
apurada por la conciencia, se imagina siempre lo peor,
12porque el miedo no es otra cosa 
que el desamparo de los auxilios de la reflexión;
13cuanto menos esperanza tiene uno,
más grave se le hace la causa de la tortura.
14Durante aquella noche realmente impotente,
salida de los rincones del impotente abismo,
mientras dormían el mismo sueño,
 15o los perseguían monstruosos espectros,
o al darse por vencidos quedaban paralizados,
pues los invadió un miedo repetino e inesperado.
16Así, todo el que allí caía, quienquiera que fuese,
quedaba encarcelado, recluido en la mazmorra sin barrotes;
17fuese labrador o pastor u obrero que se afana en solitario,
sufría, sorprendido, el sino ineludible;
18porque a todos amarraba la misma cadena de tinieblas.
El silbido del viento,
el canto melodioso de las aves en la espesura de las ramas,
la cadencia del agua fluyendo impetuosa,
19el golpe seco de las rocas al precipitarse,
la invisible carrera de los animales retozando,
el rugido de las bestias más feroces,
el eco retumbante en las cavernas de los montes
los agarrotaba de miedo.
20El mundo entero, iluminado por una luz radiante,
se entregaba sin trabas a sus tareas;
21sobre ellos solos se cernía una noche agobiante,
imagen de las tinieblas que iban a acogerlos.
Para sí mismos eran más agobiantes que las tinieblas.
18 1Pero tus santos tenían una luz magnífica;
los otros, que oían sus voces sin ver su figura,
los felicitaban por no haber padecido como ellos;
2les daban las gracias porque no se desquitaban
de los malos tratos recibidos
y les pedían por favor que se marcharan.
3Entonces les proporcionaste una columna de fuego
que los guiara en el viaje desconocido
y un sol inofensivo, para sus andanzas gloriosas.
4Los otros merecían quedarse sin luz,
prisioneros de las tinieblas,
por haber tenido recluidos a tus hijos
que iban a transmitir al mundo la luz incorruptible de tu Ley.

17 + 18,1-4 Este es el capítulo de mayor lucimiento del autor. Sobre la novena plaga, tinieblas, el Éxodo le ofrecía bien poco: Ex 10,22-23. Esa concisión deja más espacio a la fantasía creadora de nuestro autor, que en el presente capítulo hace alarde de todos los recursos de su estilo alejandrino.

Un vocabulario rico y escogido, variedad de sinónimos para el miedo, la cárcel, la oscuridad. Siendo el hebreo una lengua tan pobre en adjetivos, el autor explota la vieja tradición griega del epíteto, con indudables aciertos; la conversión en sustantivo de una cualidad (3.5.15.18); contrastes, la paradoja de una "aparición invisible".

En esos ejemplos y en otros se aprecia ya el salto metafórico, la conjunción de lo físico con lo espiritual, el punto de vista psicológico (6.18.21). El análisis de reacciones psicológicas o su descripción cobran particular relieve, como si la oscuridad lo invitase a penetrar en el interior de sus personajes.

El hipérbaton le sirve al autor para colocar cuidadosamente palabras importantes, para separar o juntar palabras creando relieve (4c.18c). Añádanse las onomatopeyas, aliteraciones y otros efectos sonoros, las repeticiones, las binas simétricas o quiásticas. En resumen: este capítulo podría servir de texto para un estudio del estilo alejandrino. Pero ese alarde, que llega a cansar al lector moderno, no es formalismo. El autor pretende analizar y hacer comprender el sentido de las tinieblas en diversos niveles significativos, hasta el simbolismo más profundo. La noche es una cárcel que iguala redoblando la soledad (2.16-18); es fuente de miedos y terrores (4.9.15); por ese miedo la noche se puebla de ruidos (4.9.18-19) y visiones (4,6.15); la noche es la impunidad (3), es un sueño común (14), es símbolo de la muerte (14.21) que se adelanta en el desamparo total e intolerable (21).

Toda la exposición es de un dramatismo intenso. El drama de la situación vivida con interioridad, con saltos al pasado que alumbra el fracaso presente, en lucha desigual con enemigos inventados, enviando al enemigo refuerzos con que se traicionan a sí mismos, y el drama terminará en tragedia: encarcelados que saldrán para la ejecución, con vida suficiente para pregustar el tormento final. Éste es el único capítulo del libro en que no suena el nombre de Dios o del Señor.

17,1 Los juicios históricos de Dios, ya aludidos en 12,25.26; 16,18, véase también Is 26,9.

17,2 Las tinieblas como cárcel: Is 42,7.

17,3 Véase Eclo 16,17-23 Y paralelos. La cárcel de las tinieblas los reúne sin unirlos, sin que se ayuden mutuamente.

17,7 Según Ex 7-8 (en las primeras plagas) y 9,11 (sexta plaga). Una sabiduría que consiste en artes mágicas es falsa, mal fundada y queda desenmascarada con el fracaso.

17,9 Precisamente los animales de 11, 15.16.

17,11 Una condena que no produce conversión, una lucidez que redobla la tortura.

17,12 La definición puede estar inspirada en modelos griegos. Reflexión sobre causas y remedios del mal.

17,14 Según 1,14. El hombre le da poder renunciando a su razón, encerrado en su culpa. Un "sueño" vigilante e inactivo. Jr 51, 39.57; Job 3,13.

17,16 Ex 10,21-23.

17,17 "En solitario" o "en descampado".

17,20 La luz universal demuestra lo extraordinario de las tinieblas punitivas. Luego vendrá la luz milagrosa de los israelitas. Ex 10,21-23.

18, 1 Único sonido grato y tranquilizador, única voz humana entre los ruidos de animales y seres inanimados.

18,3 El "sol inofensivo" como compensación: compárese con Sal 121,6 y recuérdense las historias de insolaciones (2 Re 5,18 y Jdt 8,3).

18,4 Como hijos de Dios, los israelitas tienen una misión en el mundo a favor de la justicia: irradiar la luz de la ley de Dios (cfr. 5,6; Is 2,2-5; Sal 19,9). Los antiguos egipcios pecaron contra la luz y se quedaron a oscuras; los contemporáneos pueden repetir el delito y el error. Esa luz es "incorruptible", como la "justicia es inmortal" (1,15). 

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