viernes, 25 de mayo de 2012

CAPÍTULO 18,5-25.



Juicio de los primogénitos

18 5cuando decidieron matar a los niños de los santos
-y se salvó uno sólo, expósito-,
en castigo les arrebataste sus hijos en masa,
y los eliminaste a todos juntos en las aguas formidables.
6Aquella noche se les anunció de antemano a nuestros padres
para que tuvieran ánimo, al conocer con certeza
la promesa de que se fiaban.
7Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes
y la perdición de los enemigos,
8pues con una misma acción castigabas a los adversarios
y nos honrabas llamándonos a ti.
9Los piadosos herederos de las bendiciones
ofrecían sacrificios a escondidas
y, de común acuerdo, se imponían esta ley sagrada:
que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes,
y empezaron a entonar los himnos tradicionales.
10Hacían eco los gritos destemplados de los enemigos,
y cundía el clamor quejumbroso del duelo por sus hijos;
11 idéntico castigo sufrían el esclavo y el amo,
el plebeyo y el rey padecían lo mismo;
12todos sin distinción tenían muertos innumerables,
víctimas de la misma muerte;
los vivos no daban abasto para enterrarlos,
porque en un momento pereció lo mejor de su raza.
13Aunque la magia los había hecho desconfiar de todo,
cuando el exterminio de los primogénitos,
confesaron que el pueblo aquel era hijo de Dios.
14Un silencio sereno lo envolvía todo,
y al mediar la noche su carrera,
15tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable,
desde el trono real de los cielos al país condenado;
16llevaba la espada afilada de tu orden terminante;
se detuvo y lo llenó todo de muerte;
pisaba la tierra y tocaba el cielo.
17Entonces, de repente, los sobresaltaron terribles pesadillas,
los asaltaron temores imprevistos;
18tirados, medio muertos, cada uno por su lado,
manifestaban la causa de su muerte;
19pues sus sueños turbulentos los habían prevenido,
para que no perecieran sin conocer el motivo de su desgracia.

Expiación.

20También a los justos les alcanzó la prueba de la muerte
y en el desierto tuvo lugar una gran matanza,
pero no duró mucho la ira;
21porque un varón intachable se lanzó en su defensa,
manejando las armas de su ministerio:
la oración y el incienso expiatorio;
hizo frente a la cólera y puso fin a la catástrofe,
demostrando ser ministro tuyo;
22venció la indignación no a fuerza de músculos
ni esgrimiendo las armas, sino que rindió al verdugo con la palabra,
recordándole los pactos y promesas hechos a los padres.
23Cuando ya se hacinaban los cadáveres, unos encima de otros,
se plantó en medio y atajó el golpe,
cortándole el paso hacia los que aún vivían.
24Pues en su ropa talar estaba el mundo entero,
y los nombres ilustres de los patriarcas
en la cuádruple hilera de piedras talladas,
y tu majestad en la diadema de su cabeza.
25Ante esto, el exterminador retrocedió atemorizado;
una sola prueba de tu ira bastaba.

18,5 Este verso es como una introducción a las dos últimas confrontaciones. Las dos se refieren a la muerte de los egipcios, en proceso. Primero los primogénitos en una noche, después los ejércitos en las aguas. Es pena de muerte por delito de asesinato. El tema se desarrolla por las siguientes oposiciones: noche de esperanza-noche de matanza, matanza de israelitas limitada-muerte total de egipcios. El tema da lugar a desarrollos laterales que aportan algo nuevo a las confrontaciones precedentes: descuellan el tema litúrgico, pascua y expiación, la gran confesión de los egipcios, la metamorfosis de los elementos, el pecado contra la hospitalidad. "Expósito": véase 11,14.

18,6 "Aquella noche" es fórmula consagrada en el recuerdo israelítico (hallayla hazze). Es una noche definida, por la liturgia con su compromiso, por la acción de la palabra vengadora. Es una noche que inaugura futuro, que lo adelanta en el festejo y en los himnos.

18,7-8 Es el paso ambivalente, castigo y protección, ya registrado en Ex 12,12-13.

18,9 El homenaje a Dios y el vínculo con la comunidad van unidos. "Solidarios": la frase podría tener valor de amonestación a los judíos infieles coetáneos del autor.

18,10 Ex 11 ,5s; 12,29s.

18,13 La magia es la fuerza que se opone a la fe, que los hace incrédulos, que los sostiene de castigo en castigo hasta la catástrofe. Esta confesión es un punto culminante de esta parte, simétrica de la confesión de 5,5 en reconocer que el justo / los israelitas es / son hijos de Dios. Y es la última confesión antes de morir en contumacia.

18,14-19 Personificación simbólica y reacciones psicológicas ante lo misterioso.

18,14-16 Véanse los apuntes rápidos de 11,20 y 12,9 . Aquí la palabra asume una figura impresionante, remotamente inspirada en el Dios guerrero de Hab 3, como traducción poética del "exterminador" de Ex 12,23 (cfr. Ex 11,4-5). También recuerda la figura del ángel de la peste según 1 Cr 21,6.

18,15 En contraste con 9,4.10 Y 7,23,

18,16 Compárese con la espada de 5,18; Is 34,5-6.

18,17-19 Eco del capítulo de las tinieblas. El reo ha de conocer la causa de su sentencia, y el sueño es uno de los mensajeros divinos.

18,17 Ex 12,31-33.

18,20-25 El episodio se lee en Nm 17. Es una liturgia sin sacrificios, el incienso vale como ofrenda, la plegaria de intercesión es lo principal, los ornamentos sacerdotales simbolizan la mediación.

18,20 La muerte es ahora una "prueba": véanse 2,17; 3,5. Limitada en el tiempo, como en 16,5. También es castigo, como indica el v. 23.

18,21 "Intachable" es el predicado de Moisés y del pueblo en 10,5.15. "Ministro" se lee también en 10,9.16. Aarón pertenece a la serie de israelitas ilustres como representante del sacerdocio.

18,22 "Recordando": es el argumento clásico en las intercesiones de Moisés (Ex 32; Nm 14) y en las súplicas de Israel.

18,23 "Se hacinaban": en contraste con el v. 12, de los egipcios.

18,24 Símbolos de mediación entre Dios, Israel y el universo. Abajo y alrededor la figura del cosmos, traído al acto litúrgico en imagen (cfr. Sal 148 y Dn 3). En el pecho los nombres de las doce tribus, en formación ante el Señor; como vienen personalmente en peregrinación (Sal 122,4). En la cabeza el nombre del Señor, el Santo a quien se consagra el pueblo. Véanse Ex 28,17-21.36.

18,25 El verso tiene carácter conclusivo: con los israelitas Dios no está perpetuamente airado. Ex 12,23; 1 Cr 21, 15s. 

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